Iba a escribir un poema,
Dialogaría con el amor y la belleza.
Escuché, de pronto, a mi alrededor:
Nada cantaba, nada yo oía.
Iba a escalar una montaña, desde la cima vería
El vuelo de las nubes, el respirar del viento,
Los árboles,
Muy por debajo de mis pies,
Arraigados a sus hojas.
Pero decidí quedarme sentada en esta piedra
Con el sol y la azucena.
Iba a cortar la flor, recostarla en mi oreja,
Ondular mis cabellos y sudar seducción. Iba a llorar.
Cerré los ojos y supe, con más duda que certeza:
Jamás tus labios mi alegría atorada narrarán,
Jamás tu mano el tiempo que paso sentada.
Yo, transito,
Con el pecho pausado
Pensando en ti.
1 comentario:
Este poema florece.
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