sábado, agosto 21, 2004

Anoche un caballo desbocado surcó mi sed.
Plasmando la huella brotó sangre por mares
en cada poro de mi piel.
Quemando palmo a palmo la sombra amada
en el techo de mi habitación,
caminando sobre mis senos,
buscando ánimo en mi ser.
Llamo e invoco a cada demonio que
rueda en mi cama y juega sobre mi piel.
Potra salvaje sobre caballo negro vive
dentro de mi sueño.
Las respiraciones trenzan puentes que me llevan
sobre pisos resbaladizos donde se borran los miedos y deseos.
Me miras sin querer, me miras.
Árboles oscuros y danzantes que vuelan
entre vapores corporales,
risas estridentes son cuchillos que hieren la carne débil.
Placer...
Mi ser esta abrumado
entre sudores y lamentos que ahuyentan a la soledad.
Mi sangre se funde con la tierra borrando las huellas en mi vientre.
Una cascada plácida baña su suave crin... terciopelo aciago.
Eres el amanecer que amenaza con su luz,
quebrantas los bailes y cantos del espíritu y del demonio.
Quiero seguir soñando y montada
sobre caballo desbocado morir
y renacer noche a noche en aromas de tierra.

Alma Jiménez

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