Yo tenía un cuerpo
y en cada milímetro de mi piel
había una antena que recibía
señales del mundo entero.
Con el cuerpo que tenía
yo navegaba por el pasto,
por la lluvia, por el aire y a veces,
muy pocas veces, por las nubes.
Desde lejos yo me iba a las nubes,
no más respirando, no más soñando.
Me iba me iba y un día se me fue.
Se me apagó el cuerpo, o se me echó a correr
rapidito, tanto, que ni cuenta me di.
Ahora no tengo nada
unas raíces que se me hinchan con el agua,
una espalda que se me infla también
como globo, pero no flota
sino que está dura... y dura
se me hace la vida sin mi cuerpo.
Sin mis antenas, sin mis nubes
y sin mi respiración.
2 comentarios:
Un hermoso poema...
Yo tenía una abuela bella. Ahora tiene el mejor de los espejos para redescubrirse y alas mas grandes que la llevarán a nuevos caminos.
Daba vida a las palabras ; ahora le dió vida a un sueño de trascendencia.
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