sábado, julio 17, 2010

Mi herencia


En un pueblo olvidado,

siglo tras siglo

se teje una historia.

Mi casa de adobe

es testigo

es guarida y olvido.


Las tejas guardan

en silencio

las risas y amarguras
que ahí vivieron

y me miran

desde lejos,
con sus ojitos tiernos,

escribir esta historia,

mi propia historia,

herencia del naranjo y el limón.


Mujer de leña,
tu fortaleza fue una máscara,

una circunstancia

cosecha de la parcela arada.

Sembraste árboles,

diste la semilla

viviste en el pueblo y fuiste

¿feliz?


Pariste en el camino a la cocina

entre los olotes de maíz

hija-madre

fuiste raíz,

tú las hojas caídas,

el recuerdo guardado bajo el baúl,

el rencor del grito

y del golpe a tus hijos.


Cuéntame

cómo eras mujer,

cuéntame

si deseabas a ese dios desnudo

cuéntame

si a veces tenías una pequeña tristeza

parecida a la que ahora tengo yo.


Hija madre

nacida de la tierra

agua estancada

valiente en la guerra

¿Virgen santa?

Mi remedio,

mi tradición,

sentada,

te recuerdo bajo el limón.


Mi pasado, mi olvido:

eres mi respeto,

la fotografía en el maizal,

el rostro siempre seco.


Cuéntame

cómo me imaginaste

¿fui hembra o varón?

Dime si lloraste

anhelando desaparecer.


Háblame desde esa voz,

sal de la tumba,

ayúdame en mi desesperación.


Dime

por qué te respetaban

confiésame que no eras esa mujer ejemplar

no eres el mito

eres mi herencia

¿te sentiste alguna vez cómo me siento yo?

¿pequeña, flor a la sombra del ciruelo?


Sal de la tierra

mírame frente a frente

enséñame a ser tú

enséñame a ser yo.


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